Popy y Yo






Y como descubrí que los payasos son feos de cerca.

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Diony Lopez, conocido como el payaso Popy en Venezuela, falleció el 27 de Agosto de 2010, dejando tras de si una huella de recuerdos y trabajo artístico digno del mejor show man, no me perdía su programa jamás y no recuerdo cuantos de sus discos tuve en casa. El presente texto no debe ser interpretado como una crítica o burla a su trabajo, simplemente es una crónica de los temores y miedos irracionales que a veces sufrimos como niños. 


Algunos le temen a la oscuridad, otros a los perros o a las arañas.

Lo mío eran los payasos.
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Sabes que hay eventos en nuestras vidas que son tan vergonzosos o traumáticos que merecen ser ocultos con la cobija protectora del olvido. Hoy compartiré contigo uno no apto para cardiacos, extraído de mi colección particular: mi encuentro, vivo, directo, via satélite, con el legendario Popy.

Para empezar por alguna parte, tangencialmente para entre despacito el cuento, te comento que tanto el Mundial como el futbol en general me importa un soberano pepino.

En la imagen: Fútbol.

Uruguay se hallaba cada vez más cerca de la definitoria del Mundial de Fútbol 2010, primera vez en sopotocientos años desde la última vez. Debido a que mis raíces familiares se hallan arraigadas por esas latitudes sureñas no he podido evitar emocionarme con las asombrosas rachas de suerte / estrategia / pelotudez del equipo, por tanto y en vista de este evento inicié un encuentro con las ancestrales tradiciones sureñas honrando una de las más antiguas prácticas del gaucho de la pampa charrúa: tomar mate.


Si no sabes lo que es el mate no me importa, googlealo que para esa vaina esta la whyskipedia.

Una tarde cualquiera en mi casa.

Acercándonos al asunto que nos atañe, una noche luego de un partido solo apto para cardíacos (Suárez metió mano a la Maradona y ganaron el partido, pregunte pa´que vea) y producto de una sobredosis de yerba mate sufrí de un potente caso de insomnio (0,2% a 2% de cafeína por porción de mate). Ya de madrugada, harto de calarme infomerciales de media hora y sinceramente con pocas ganas de ver “Robocop 3”, me acosté tratando de relajarme dejando a mi mente divagar… craso error porque el insomnio y la recordadera de pendejadas nunca se llevan bien de la mano.

Los recuerdos de esa noche fueron dignos de una novela de terror.

Creo que hay un libro de Stephen King con esta portada.

Año: 1980

Tendría yo unos 7 años de edad y les aseguro que eran tiempos mágicos para un carajito con la cabeza en las nubes como yo. Justo en el año 80 se estrenaban las peliculas “El Imperio Contraataca”, “Superman II”, "Flash Gordon", además de estar en pleno apogeo la gira venezolana de “El Gran Circo de Moscu” y “El Circo de Pekin”. Todo eso estaba a mi disposición, ahí mismito, al alcance de mi mano. Cualquier noche que mis padres decidieran llevarme al cine o a salir por ahi tenía probabilidad de terminar en magia pura.

Por supuesto a mi papá no se le ocurrió otra cosa que llevarme al estreno de la obra musical “Las aventuras de Popy” en el Teatro la Campiña en Caracas.

No te voy a mentir, los recuerdos de esa noche son vagos y no necesariamente por lo traumáticos, es que nunca me he caracterizado por tener digamos una memoria fotografica; sencillamente no tengo siquiera los rudimentos básicos de una memoria medianamente funcional. Todos mis recuerdos de infancia son fraccionarios, pedacítos de imágenes al azar que están interconectados a grandes rasgos y brochazos con lugares y personas en una mezcla borrosa. Les advierto que los recuerdos de esa noche en el teatro la Campiña pueden no ser completos, pero les aseguro que todo pasó tal cual como lo voy a relatar.

...mas o menos.

Recuerdo estar ubicado en los asientos de la fila central, mi papá, mi hermano y yo. Mi papá del lado del pasillo, luego yo y el Guille a mi lado.

Recuerdo que se apagaron las luces, recuerdo que se levantó el telon, recuerdo que me emocioné mucho cuando vi el decorado de cartón piedra mas grande de latinoamerica (fuera del show de Fantástico) simulando una granja y sus alrededores. Me pareció bárbaro!

Recuerdo que salieron unos señores que estaban vestidos como si fueran Tin Tan y Resortes en su papel de vagabundos. Empezarona cantar "Si yo fuera rico":

(clip no original de la obra, pero igual manejese con precaución).

Eran los malos, creo, y maltrataron a una campesinita... creo.

La campesinita dice una linea en el orden de "oh, y ahora, quien podrá defenderme?".

Silencio dramático.

Se encienden las luces, los reflectores suben por la fila central del auditorio, y arriba, al tope de la escalera de acceso al teatro, con los brazos abiertos en señal de victoria, damas y caballeros, Diony José López.

Imágen referencial. Aspecto del recuerdo real puede variar sin previo aviso.

Recuerdo claramente que a mi me entró como un nervio, lo que se llama un cagazo pues. No sabía el porque del mismo ni como explicar esa sensación de inminente peligro, de urgencia, de "corre que te coje el tigre". No tenia sentido. Carajo! era Popy, el pana salía en televisión todos los días de lunes a viernes sin falta, TODOS-LOS-DIAS.

El surrealismo de la situación se incrementaba al ver lo que ocurría a mi alrededor, el teatro era un paroxismo de aplausos y algarabía como si estuviesen entrando al teatro los Jackson 5 abrazados a Spiderman. Puedo jurar que entre los niñós había muchas caras de miedo, niñitos que como yo estaban aplaudiendo maquinalmente sin saber exactamente que es lo siguiente que iba a pasar.

Si lo analizas bien te das cuenta que el payaso estaba del lado equivocado del escenario. Digo, ¿que infiernos hacía Popy allá arriba en las escaleras en lugar del escenario? ¿Se supone que debo sentirme bien porque un payaso aparece a mis espaldas de repente y sin aviso? Es como si estuvieras en tu casa tomandote un Toddy viendo Mazinger Z y de repente entra por la puerta Popy gritando "Woooooooeeeep!"... carajo!

En fin, Popy empieza a bajar las escaleras saludando a todos los niños, dandoles la mano, repartiendo abrazos, sonrisas para aca, palmaditas por allá, todo un showman. Carlos Andres Perez en su mejor momento no lo hubiese hecho mejor, ese hombre si camina.

Popy.

A medida que Popy se va acercando empiezan a tomar forma detalles que la pequeña pantalla de televisión es incapaz de mostrarte, como por ejemplo que el sudor y el exceso de maquillaje no son buena combinacion, que el maquillaje de payaso se rompe y se agrieta alrededor de la boca, que Dioni Lopez es más feo que Maradona desnudo.

Niños y niñas eran levantados de los asientos por sus padres, quienes corrían hacia Popy para ponerlos en sus manos como si fuera la Madre Tersa de Calcuta, los mas audaces saltaban sillas con los niños a cuestas como pasajeros con las maletas en ristre a los que se les escapa el tren. Las caras de los niños eran la viva expresión del horror, paralizados en una pose catatónica mientras trataban de pasar por el rito pagano de ser ofrecidos en sacrificio ante el altar del show business venezolano sin hacerse en los pantalones.

"The Popy Effect"

Yo me encojo en la silla, desvío la mirada hacia el escenario, me digo a mi mismo "chevere, dejalo pasar, relajate, volteas para otro lado y listo". Entonces mi papá me agarra por las axilas, me levanta, me pone en las escaleras justo cuando Popy está pasando.

Popy voltea.

Popy me ve a los ojos.

Popy sonrie, la pintura blanca de la boca agrietada, el sudor corriendole desde abajo de esa peluca que juro es lo mas parecido a el feto abortado del Tio Cosa de los Locos Adams, la franelita de Freddy Krueger con sus buenas arepas debajo de los brazos.

Popy estira los brazos para agarrarme los cacheticos.

Yo

¿Como te describo los gritos? Porque yo grité. Le grité a Popy. DURO. También tiré varios manotazos. Y me sacudí. Y me retorcí. Para auxiliar a tu imaginación imagina que agarras a un gato por los sobacos así como si lo fueras a sacar de la casa, lo levantas con los brazos estirados y lo vas acercando lentamente a una sierra eléctrica.

No me veas asi, ¿o es que acaso tu si te dejarias manosear por Popy, ah?

Mientras mi padre trataba de revertir su error, alejandome violentamente de Popy para evitar que yo le arrancara la nariz o algo así, pude hacer contacto visual con Popy por un par de segundos, segundos que cambiaron mi comprensión de la vida.

La cara de Popy se transformó. Dejó de sonreir, solo por ese par de segundos pero dejó de sonreir mientras me veía.

En ese par de segundos vi al tipo detras del maquillaje. Vi al carajo que hace eso por trabajo, que tiene que calarse esas vainas para vivir, vi al señor que está harto de tener que llevarle la corriente a chamitos que se horrorizan cuando lo ven llegar. Vi al hombre que debe soportar todos los días una cuerda de carrizitos que lo tienen al borde de un ataque de nervios para al final del día poder cobrar su cheque y largarse.

En ese momento, mientras yo hacia ruidos mas propios de una gata parida defendiendo la camada, el pana Dioni se acordó de todo eso. Yo se lo recordé.

Por eso estoy seguro que Popy se acuerda de mi.

No sabe como me llamo, no sabe quien soy, no tiene idea de que es mi vida en este momento, ni donde vivo ni quien soy en este momento. Pero se acuerda.

... algún día... pronto...

Estoy seguro que Dioni López se acuerda amargamente de mi, tengo la certeza que pasé a formar parte del anecdotario de su vida como payaso.

Cuando el cuenta a sus panas las anécdotas de su época como Popy, sentado frente a una parrillita en el patio de alguien y entre la sexta y la séptima cerveza, lo mas probable es que espere un momento de silencio en la conversación, se acomode en la silla, mire un par de segundos al vacío y diga algo así como "bueno, yo me acuerdo de aquella vez en el teatro La Campiña en que iba a saludar a un coñito de su madre, y entonces...".

Supongo que ese es mi legado.

Que la Fuerza te acompañe, siempre.